domingo, 22 de febrero de 2015

El cofre del tesoro

Somos como nos vemos o somos como nos ven ? Sabemos de qué tenemos fama y honramos nuestros valores positivos y autenticidad ? Tenemos clara una visión inspiradora que guíe todas nuestras acciones ? Sabemos en qué somos únicos y lo comunicamos transmitiendo nuestra esencia ? Alimentamos al sr. Google de forma adecuada para que nos saque siempre en su portada ?
No respondais ahora, hacedlo después de reflexionar y trabajar como merece  vuestra marca personal.
He tenido el privilegio de compartir dos días con el equipo de SoyMiMarca ampliando conciencia y explorando el potencial de definir una marca propia para dejar huella. Con ellos he aprendido la importancia de no quedarnos en lo superficial.
En la era de las redes sociales, los variados y atractivos altavoces digitales y nuestro ego y ambición de crecer y trascender pueden desviarnos de lo fundamental: descubrirnos y reconocernos cuanto antes para conectar con nuestra esencia y proyectarla al mundo aportando valor de forma única. Todos deberíamos invertir en nosotros en el momento oportuno para descubrirnos a tiempo y hacer que el mundo descubra nuestra mejor versión.
Toca conectar con nuestros valores, talentos y pasiones para definirnos y capturar de los demás lo que transmitimos, no sólo lo que decimos. Toca escuchar para entender, conocer y reconocer. Toca pensar en grande, no sólo en nuestro entorno actual, nuestros clientes actuales y potenciales, sino en nuestra contribución al mundo, nuestros sueños, el legado a nuestros hijos, los valores que queremos honrar. Toca ahondar en nuestras más altas (y a menudo demasiado íntimas) aspiraciones, reabriendo el cofre del tesoro cuyas joyas debemos ahora sacar a relucir.

Para destacar ante una audiencia, un micrófono, un post en blanco o un tweet matutino necesitamos ser plenamente conscientes de lo que proyectamos. Nuestra imagen dice mucho de nosotros: una foto, un video, un gesto, una palabra, una corbata (o la ausencia de ella) son algunas de las piezas del puzzle que conforman lo que somos y que conviene difundir de forma coherente a nuestra personalidad e intención.
Las redes ponen el mundo a nuestro alcance y nos ofrecen un arsenal de herramientas para expandir y monitorizar nuestra identidad digital, pero de nada sirve un potente y activo canal de distribución si nuestro servicio no es claro, valioso y diferencial. Recordemos que nuestra comunicación pretende capturar la atención y el tiempo ajeno, el recurso más valioso, en una jungla de información e interacciones humanas, hagámoslo pues desde la pericia, el respeto, la autenticidad y la vocación de aportar valor. Seamos también tácticos y eficientes: en las redes sociales no es posible ser omnipresente, pero sí conviene estar presente, ser consciente, selectivo y eficaz.

Tenemos un montón de preguntas que hacernos y deberes por hacer. Definir una marca personal en sentido amplio es una buena manera de (re)descubrir quiénes somos, hacia dónde vamos, qué podemos ofrecer a los demás, qué huella queremos dejarles y dónde pueden encontrarnos como opción preferente. 
Es hora de hacer los deberes