miércoles, 11 de diciembre de 2013

VulnerHabilidades

Empieza la clase sobre desarrollo personal y la instructora, para sorpresa (y para qué negarlo) cierta incomodidad de la expectante audiencia, invita a presentarse a los asistentes de forma poco esperada. Ahora no necesitan explicar su profesión, aficiones, momento vital o expectativas para el curso, la forma propuesta de romper el hielo será levantarse uno por uno y compartir con la audiencia alguna de sus vulnerabilidades. Todos tenemos luces y sombras y son éstas sombras las que disimulamos y nos ocultamos incluso a nosotros mismos.  Entre miradas cómplices y signos de aprobación y agradecimiento a la sinceridad, todos van aireando algunos de los aspectos que reconocen querer mejorar: inflexibilidad, excesiva dependencia de opiniones ajenas, perfeccionismo insano, inseguridad en momentos clave, búsqueda de la autenticidad... Somos humanos y siempre es más cómodo y fácil ver la paja en ojo ajeno, qué mejor forma de empezar a hablar sobre desarrollo personal que declararnos débiles ante los demás y compartir ayuda y apoyo para ser mejores.
Hoy en día parece que estar en permanente modo defensivo ante no se sabe qué agresor o hacer gala de nuestro logros para pavonearnos del tamaño de nuestro cerebro y nuestro corazón son la pose ganadora que nos puede abrir más puertas. Pues no. Desde aquí se reivindicó la fuerza de la vulnerabilidad. Todo aquel que es autocrítico y tiene voluntad para mejorar y humildad para exponerse y verse en los ojos de los demás es quien más capacidad tiene para crecer un poco cada día y mayor autoridad moral para acompañar a los demás en el camino a su mejor versión.
No temais ser vulnerhábiles, es el primer paso hacia la fortaleza y el liderazgo desde el servicio y la humildad.

domingo, 25 de agosto de 2013

Abro paréntesis


Aquí, en el aire, en este microclima delimitado por el pasajero del al lado y la ventana que mira al mundo, aquí donde el tiempo pasa despacio y la imaginación deprisa, pienso en lo que dejo atrás y en los que voy a encontrar.  Atrás dejo madrugones y prisas para quitarme el reloj por unos días y cambiar de ritmo con los míos.

Abro el paréntesis de las vacaciones mirando al cielo, flanqueado por la izquierda por un ala que corta el aire majestuosa luciendo con orgullo sus brillantes remaches y a la derecha por una japonesa de mediana edad que duerme con la boca abierta, quien sabe si extasiada en sueños por la arquitectura de Gaudí que se dispone a visitar. Todo el pasaje está sereno y sólo un niño de 3 años de ojos juguetones que buscan cómplice y un azafato de sedosos movimientos y sonrisa permanente atraen miradas curiosas y alteran el guión de lo predecible.

La nave surca serenamente los aires y la imaginación vuela en ella más alto, reflexionando, dormitando y despertando, sonriendo furtivamente y jugando con la realidad que alguien ha dispuesto hoy para todos nosotros. Mucho antes de que el avión se pose en su destino yo ya he aterrizado pensando en los míos, sus sonrisas, sus miradas que invitan a todo lo que viviremos juntos antes de cerrar este paréntesis de realidad y ensayo de jubilación que son las vacaciones estivales. Una Claudia Cardinale veinteañera me sonríe desde el periódico en el que tomo estas notas. Ella también parece saber que viene lo mejor. Mi vecina japonesa sigue durmiendo, o al menos eso parece, con los japoneses uno nunca sabe…

domingo, 16 de junio de 2013

Somos como somos ?



No somos como somos, somos como nos ven. Igual que una cadena es tan débil como su eslabón más frágil también nosotros, suma de capacidades, aspiraciones y expectativas propias y ajenas, aparentamos a menudo ser tan débiles como en ocasiones nos mostramos.
Somos esclavos de nuestras palabras y herederos de nuestros actos y en ambos casos nos movemos por nuestras convicciones y valores pero también por la necesidad de cada circunstancia, nuestro estado de ánimo y la influencia de todos los que nos rodean. Se espera de nosotros que seamos resolutivos pero  reflexivos, flexibles pero férreos negociadores, innovadores pero buenos calibradores de riesgos. En resumen: nos piden ser como cada circunstancia requiere y ahí nuestras virtudes pueden ser defectos y nuestras mejores capacidades el peor lastre.
En estos entornos de crisis y presión como los que nos ha tocado lidiar es especialmente importante adaptarse al entorno pero también reflexionar sobre cuáles han sido los valores fundamentales que más nos han ayudado a superar travesías y tormentas durante nuestro viaje hasta el momento actual. Estos  tiempos requieren capacidad de aprendizaje y desaprendizaje como nunca antes vivimos pero también reclaman valores básicos como el sentido común, el respeto hacia uno mismo y los demás y la coherencia de lo que sentimos, decimos y hacemos.
No es imprescindible alcanzar grandes y ambiciosos objetivos u obtener el reconocimiento ajeno para saber que estamos en el buen camino, el simple hecho de llegar a casa cada noche con la satisfacción del trabajo bien hecho y la honestidad de haber sido fieles a las virtudes por las que nos respetan, es recompensa suficiente para afrontar cada día con la mejor disposición para sumar y aportar energía positiva a nuestro entorno.

domingo, 17 de marzo de 2013

Corre Amb Mi


Un any més Barcelona s'ha despertat aquest grisós matí de diumenge, acolorida per un exèrcit d'ànimes disposades a posar a prova les seves cames, els seus pulmons i especialment la seva força de voluntat. 42 km. és una distància més que respectable fins i tot per als més avesats a les gestes esportives. Homes i dones, joves i no tant joves, d'aquí o de molt lluny, tots units per la motivació especial d'afrontar una prova molt exigent  i potser una de les més gratificants de la seva vida. De tots els valents que han sortit de bon matí a trepitjar els carrers més  representatius de la ciutat jo he aplaudit amb més força avui a un grup molt especial.
Els germans Dídac i Toni Muñoz, esportistes aficionats i defensors dels valors de la família i de l'esport com a base per a afrontar grans reptes, han fet possible un cop més que el seu germà Jordi, afectat de naixement per una paràlisi cerebral severa , fos espectador privilegiat de la cursa dels més resistents. Els germans Muñoz, recolzats per amics com els germans Monter i per tota la gent que els ha animat durant la cursa, han portat al seu germà en cadira de rodes fins a la  meta i son els promotors de la iniciativa  Corre Amb Mi que recull microdonacions per a molts afectats de paràlisi cerebral con el Jordi.
Corre Amb Mi  ha nascut per a brindar-nos la oportunitat d'ajudar a través de la associació ASPACE als que pateixen i als que treballen per a donar més qualitat de vida a persones tan especials. Entre tots els colors, sons, alegries i emocions que  ens regala una festa esportiva com la Marató jo m'he fixa't especialment en  l'exemple d'una de les persones que esperava als germans a la meta i per extensió en  totes les que fan la seva mateixa feina cada dia. La mare del Jordi Muñoz i els seus germans era un cop més allà per a rebre amb orgull i eterna dedicació al seu fill més petit. L'únic que depèn totalment de les seves atencions i l'únic també que només la pot compensar amb el seu etern somriure. Admiro profundament a totes les persones que cada día treballen amb dedicació plena per aquells que els necessiten. La vida ens convida a vegades a participar sense escollir-ho en proves de fons molts més dures que qualsevol marató. Gràcies al exemple de persones tan fermes i amb tanta determinació aprenem que tots podem i hem de ser més forts quan una bona motivació ens reclama anar més enllà dels nostres límits.
Aplaudim en dies com avui als que s'atreveixen amb reptes tan exigents com una marató però animem i recolzem cada dia i durant tot l'any a totes les persones que fan la seva particular marató de la vida sense fer soroll i recompensades només per un somriure. Gràcies a la iniciativa dels germans Muñoz des d'avui mateix i segur que molts més cops, tots podrem còrrer amb ells i fer que el moviment solidari Corre Amb Mi porti a persones com el Jordi molt més lluny del que mai podien haver imaginat.



Yo y mi circunstancia


En un reciente vuelo de regreso a Barcelona, repleto de ejecutivos y turistas ansiosos por llegar a casa o a su destino de fin de semana, las azafatas parece esperar a alguien que debe completar el pasaje. Tras la educada pugna de todos por conseguir un espacio donde colocar nuestro equipaje de mano y las miradas determinadas o ausentes de cada pasajero buscando su cubículo, un pasajero especial se abre paso con andares rotundos y mirada cansina. El hombre en cuestión, viste de negro y vale por dos (dado que fácilmente supera los 150 kg.) y provoca las furtivas y casi reprobadoras miradas de todos a su paso. Algunos elucubran si quedará encallado en algún punto del pasillo o mejor aún, intentan localizar a su acompañante de asiento, un enclenque y sobrado ejecutivo que ahora mismo posa inocentemente su codo en el reposabrazos con aires de propiedad y sin temor a ser sepultado en vida.
Tras la aparatosa operación de empotrado, ejecutada con soltura por nuestro hombretón, me viene a la mente cuánto nos condiciona nuestro aspecto cuando salimos de lo que la mayoría considera "normal".
A pesar de que en nuestro mundo occidental (y especialmente en las grandes ciudades) la diversidad humana y estética se ha enriquecido enormemente en las últimas décadas, las personas seguimos teniendo una actitud curiosa, temorosa o intolerante cuando no despectiva hacia aquellos que más se alejan de nosotros, ya se física o mentalmente.
Desgraciadamente (para los menos agraciados), la vista suele ser el primer sentido que nos da información de los demás y por tanto, el primero que nos impulsa a etiquetarnos en nuestro afán por separar a buenos de malos, a locales de foráneos, a los nuestros de los ajenos...
Para mayor honra de la raza humana, todavía existen muchas personas que tienen el privilegio y la sana actitud de tratar con personas de todo tipo y condición, descubriendo todo lo bueno que se esconde detrás de cada fachada. Tras de unos kilos de más, un cierto tono de piel, unas ropas estridentes o unos símbolos que no comprendemos, descubirmos personas tan fascinantes o más que todos los ejecutivos que con sus trajes grises y monótonas corbatas miran a algunos por encima del hombro, sólo por alejarse mucho de sus estándares estéticos.
Quién sabe si nuestro orondo compañero de viaje, acostumbrado a ser centro de atención, disfruta su dulce venganza alentando las miradas de sus azorados compañeros de vuelo que temen, no ya que ultraocupen su asiento contiguo, sino que imposibilite toda posibilidad de escapatoria ante una emergencia durante el vuelo. En este caso, y como suele pasar con personas de esta dimensión, su humanidad y vitalidad estaban a la altura. Y si no, que se lo pregunten a su afortunado acompañante, que salió del avión riendo animadamente junto al que parecía un nuevo amigo (y espero que no fuera por temor a ser devorado !)

Joan Clotet

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