lunes, 26 de febrero de 2007

Ciberabuelos

Dicen que la tecnología es cosa moderna y que los niños de hoy en día la utilizan con soltura (ya veces con excesiva fruición). Los que desde hace años hemos tenido la oportunidad de acostumbrarnos a convivir con móviles, ordenadores, banca telefónica, cámaras digitales, etc. nos parecen útiles de lo más normales que, a fuerza de encontrarlos tanto en el trabajo como en casa, han perdido la capacidad de sorprendernos.
Por todo ello, es un placer ver como una persona hoy en día, descubre las "maravillas" de la técnica y disfruta de sus posibilidades al igual que un niño pequeño se fascina con una lámpara de colores.
Las personas mayores tienen unos valores muy preciados de los que los jóvenes a mnuedo adolecemos: tiempo y paciencia.
Tiempo para explorar, para pensar, para observar y para disfrutar de los propios descubrimientos. Las única cosas que necesitan son curiosidad y un poco de energía para librarse del miedo y los complejos.
Quizá con unas pocas horas y alguien paciente que les eche una mano, descubrirán que la máquina infernal que pensaban les robarían el tiempo y la vista, le permite hablar (gràtis!) con un hijo que está lejos, descubrir las irónicas reflexiones escritas de un amigo (quien lo diría!), recibir cada mañana un saludo entusiasta de sus hijos por e-mail o la última foto de un niño con la cara llena de chocolate ... Y decían que la tecnología era aburrida o para sólo expertos ...

Pregúntale a la abuela niño!

Joan Clotet

miércoles, 14 de febrero de 2007

Tecnología y tradición

Hoy he tenido la oportunidad de visitar la feria más importante sobre telefonía móvil celebrada en Barcelona. Perdidos entre cientos de ejecutivos de todos los países y abrumados por la profusión marketiniana de las grandes marcas, cientos de personas de todos los colores nos movíamos de un lado a otro con nuestros terminales colgados al cuello o pegados a los oídos. Profusos o aburridos comerciales, músicas inquietantes, performance espectaculares, atractivas azafatas vestidas de astronautas y miles y miles de cachivaches de todos los tamaños y diseños nos rodean en un Port Aventura de la tecnología móvil.
Mientras amables azafatos/as acercan sus terminales lectores a nuestra tarjeta de identificación para saber al instante quién somos, de donde entramos y salimos, quien sabe si a dónde vamos, etc. probablemente, a nuestro buzón de correo electrónico nos esté ya llegando información técnica y comercial, fotos y videos de los artículos en cuestión y hasta es probable que, tras duras negocaciones por videoconferencia, realicemos miles de pedidos y transferencias bancarias por internet que engorden aún más los ya apabullantes presupuestos de las citadas marcas...
Cuando salía, con el aire fresco en la cara y disuadido por las largas colas de encorbatados yuppies esperando taxi, me he adentrado en el subsuelo barcelonés para coger el metro que me llevara de nuevo al centro.

A pesar de toda la modernidad y virtualidad vivida en sólo una hora, algunas cosas me han devuelto a la realidad más mundana: la masificación en los vagones, el variado puzzle de caras y vidas tras ellas, los aromas y sensaciones del transporte público, el paisaje cuando emerges en plena rambla, las tiendas centenarias, artesanos tradicionales, andrajosos pordioseros....

Está claro que vivimos una época en que la tecnología inunda todos los aspectos de nuestra vida pero, por suerte, aún podemos desconectarnos de ella disfrutando de un crujiente croissant arropado por una taza de chocolate caliente en una centenaria callejuela con cientos de detalles con los que fascinarse sin el menor atisbo de tecnología...
todo esto, en foto de alta resolución o en video de alta velocidad HSDPU 3D por e-mail seguro que no sería lo mismo...

Joan Clotet

domingo, 11 de febrero de 2007

Deberes

Derechos y deberes, en eso se basa gran parte de nuestra vida personal y profesional. Quizá de los derechos somos más conscientes cuando los reclamamos como adolescentes o cuando el telediario nos bombardea con las salvajadas que los seres humanos somos capaces de hacer con nuestros semejantes...
Pero en lo que debemos reconocer que tenemos un gran sistema montado es en relación a los deberes. Quién no recuerda las largas sesiones después de merendar para acabar con las aburridas operaciones matemáticas ? o los tediosos problemas o preguntas de sociales en que, absurdamente, debíamos copiar un enunciado completo de 29 palabras que terminaban con una exigua respuesta del tipo "si" o "6" ...

El caso es que desde bien pequeñitos recibimos un severo entrenamiento relacionado con lo que son y serán nuestros deberes. Encargos, problemas y dictados que, con el tiempo, y comparados con las responsabilidades con que la vida adulta nos irá regalando, nos parecerán un inocente pasatiempo con el que, mediante un papel pautado, ibamos entrenando y preparando nuestra mente, nuestra voluntad y nuestra capacidad de trabajo para todos los retos a los que la vida nos enfrenta.

Por cierto, si son las 6 y tu hijo aún no ha hecho los deberes, déjale ver un poco la tele mientras merienda, tambien tiene DERECHO (o acaso no aflojas tú un poco el ritmo si no está el jefe ?)

Joan Clotet

"El de la vergüenza"

Has pensado alguna vez en todo a lo que renunciamos por convenciones sociales ? Entre "el que dirán", el "niño, esto no se hace", el "eso no está bien", etc. nos perdemos un montón de experiencias interesantes.
Cierto es que los límites de nuestro comportamiento casi siempre están basados en el respeto a los demás (cuando no hacia uno mismo) pero me temo que desde que nacemos, nos toca seguir una serie de normas que no responden a nada mínimamente racional.
Ayer, despues de una abundante comida, nos sirvieron un platito con galletitas. Debo decir que había suficientes para todos los comensales y que su reducido tamaño, facilitaba el esfuerzo de voluntad que supone el dejar la última en el plato por la irrazonable convención de "la de la vergüenza"....

Por suerte estábamos en familia, y tras un cómplice cruce de miradas, cambiamos la regla de la vergüenza por la de "tonto el último".

Respetemos a los demás como base de nuestra educación, pero hagamos las cosas por convencimiento y no tanto por no quebrantar convenciones sociales más propias de la época de Luis XIV que de nuestros días...

Joan Clotet

miércoles, 7 de febrero de 2007

Towanda !!!

Según las enciclopedias, Towanda es una pequeña ciudad en el condado de Butler, Kansas. Parece ser que el término original, tiene que ver con la tierra que los indios americanos destinaban como cementerio. Pero quizá Towanda sea por todos más conocido por el popular grito de guerra que la actriz Cathy Bates, enarbolaba ante las adversidades a las que se enfrentó en la célebre película "tomates verdes fritos"...

Bien.. en cualquier caso y si nos quedamos con la acepción más popular, Towanda simboliza un grito de guerra para plantar cara al mundo, un mantra para recordar nuestra fortaleza, una expresión para emular al jefe indio antes de cargar contra el séptimo de caballería, con la exigua defensa de su manido "tomahawk", un puñado de huesos de la suerte y un vistoso penacho de plumas...

Durante la vida tendremos numerosas adversidades que nos harán dudar, tambalearnos,retroceder en nuestro camino para crecer como personas.
Quizá simplemente nos dejen pequeñas cicatrices poco visibles en nuestra piel (y más notorias en nuestra alma... )

Antes de que todo eso ocurra, o de que oteemos al siguiente "séptimo de caballería" en el horizonte, conviene recordar y recordarnos, que hemos librado otras batallas, que aún seguimos de pie, que somos mejores que la mayoría, que tenemos que afrontar todos los problemas como retos si queremos superarlos y que la batalla que nunca ganaremos es la que no queremos librar...

"Parole, parole, parole..." como dice la canción...porqué gastar tanto el teclado para dar sentido a una palabra de 7 letras, cuando lo único que debemos hacer es identificar cuales son nuestros "enemigos", levantar la cabeza, mirarles a los ojos y lanzarnos sobre ellos con lo mejor de nuestras artes gritando (sin abrir la boca...sólo un leve brillo en los ojos podrá delatarnos...)

TOWANDA !!!!

Conoceis a alguien Towanda ??? Yo SI

;-)

Joan Clotet

lunes, 5 de febrero de 2007

Cómo saber si somos felices ?

Bien, el simple hecho de plantearse esta cuestión ya es sintomático. La felicidad es un estado de ánimo, problemente poco objetivable, no obstante, quizá nos vengan bien ciertas reflexiones racionales para abrirnos un poco los ojos.

Yo empezaría por preguntarme lo siguiente:

Qué me preocupa hoy ?
De todos modos... Qué es lo importante en la vida ?
Qué es lo importante en la vida PARA MI ?
Revisando cada área: amigos, salud, trabajo, familia, ocio, cultura, etc.
Qué debo hacer que no esté haciendo ? (en cada uno de los grupos)
Cuán difícil es lograrlo ? que impacto tendría en mi vida si lo resolviera ?

Bien... quizá un método ordenado de revisar nuestras prioridades y poner en marcha un plan de acción en el que empecemos por las cosas que requieren poco esfuerzo y tienen alto impacto, sea una receta sencilla para valorar qué nos impide sentirnos realizados, tranquilos, motivados, o lo que cada uno entienda por felices.
Nadie os traerá la felicidad a casa, poneos manos a la obra !

Joan Clotet

domingo, 4 de febrero de 2007

y sin embargo amigos

Esta semana cené con 3 amigos. Nos habíamos visto hace poco pero eso no disminuyó la energía para recibirnos con efusión, explicarnos los proyectos inmediatos, compartir inquietudes e ilusiones, revisar y decidir con rapidez responsabilidades compartidas y empezar tramar, entre risas y complicidades de las mesas vecinas , un proyecto ambicioso.
Esto no tendría más valor si no fuera porque esos amigos eran mis hermanos. Dicen que "la familia son los amigos que no hemos elegido" ... y quizás los amigos son las personas que elegimos por tener afinidades, aficiones comunes o quizás simplemente por haber pasado juntos por situaciones comprometidas ...

Bueno .. sólo una reflexión a las personas de nuestro entorno que no valoramos por el hecho de tenerlas siempre cerca. Intenta mirar a tus padres, hermanos, pareja o hijos también como personas ajenas. Si por unos segundos consigues olvidar una infancia compartida o aquella última discusión o todos estos años de vivencias o distancias compartidas y puedes ver en la otra persona a un completo desconocido, sin el peso de la etiqueta que desde que nació le ha tocado llevar , quizás descubrirás un buen / a amigo / a, donde siempre lo has tenido, más leal y sincero que muchos que has tenido o tendrás y dispuesto a compartir contigo un futuro sin etiquetas.


Joan Clotet