domingo, 28 de octubre de 2007

La "suerte " en tus manos

Alguna vez has tenido suerte? Has ganado algo en algún sorteo o supuestamente por puro azar?

Muchas veces atribuimos el acierto o el éxito de nuestras acciones a la suerte, que evidentemente tiene algo que ver, pero conviene hacer un pequeño ejercicio para analizar más objetivamente la parte de mérito o culpa que tenemos cuando" la suerte "no nos aconpaña.
Una buena manera es hacerlo cuando sí nos sonríen los dioses ... ¿Es que simplemente hemos tenido suerte? ¿O realmente somos tan buenos? ¿Tan bien nos habíamos preparado? ¿Tanto hemos trabajado para conseguir esto?

Seguramente, y al margen de la confianza que tengas en ti mismo, la mejor manera de atraer la buena suerte es reducir su margen de actuación. Si no teneis la oportunidad deseada, id a por ella. Nadie os la llevará a casa. Si ya teneis esta oportunidad, no la desaprovecheis. No os excuseis pensando que habrá más, preparaos a conciencia, con la misma intensidad con que hayais deseado que llegara.

Las buenas noticias: cuando finalmente sea la hora de la verdad, el éxito será el producto de vuestra determinación y aumentará vuestra autoconfianza (para cuando los tiempos y las dudas la hagan disminuir) y si no conseguis lo que os proponeis. os puedo asegurar que la satisfacción de haber dado todo, es muy parecido al dulce sabor de la victoria.
No os mintais atribuyendo a "la suerte" la culpa de vuestros errores y pensad por un momento si se podía haber hecho mejor.
Todos tenemos un potencial infrautilizado que sólo la ilusión, motivación, autoconfianza o simplemente la necesidad, nos hace descubrir. Y es necesario que esto esto se produzca en el momento oportuno, nuestros "trenes" no pasan en el momento que necesitamos (ni las oportunidades, ni los de cercanías!)

Gran parte de la "suerte" está en tus manos. Haz un pequeño repaso mental de tus retos personales y no pierdas el tiempo: "Hoy, es mañana"


Joan Clotet

domingo, 14 de octubre de 2007

Reflexiona despacio, muévete deprisa.

Salió una mañana como cualquier otra, sin un rumbo concreto, con la caricia del sol dominical sobre su espalda y un dia lleno de sorpresas por delante que degustar lentamente, al ritmo al que sus padres le habían enseñado a vivir.
Era joven, y tenía aún mucha vida por delante, proyectos que realizar o incluso que imaginar, parejas que conocer y tierras por descubrir.
Desgraciadamente no estaba sólo en aquella carretera y antes de que se diera cuenta, una rueda indiferente le convirtió en sello, sin tiempo a suspirar, ni siquiera a sorprenderse...
Cuando la vida nos parece sonreir, y un paisaje de película nos acoge en sus brazos, llenamos los pulmones de aire y nos sentimos los amos del mundo, capaces de todo.
En realidad no es más que un tema de actitud, una cuestión de autoestima, confianza y determinación, que nos empuja a buscar y a cumplir nuestras ilusiones, si es posible sin hacerlo a costa de los demás.
Él tambien sentía lo mismo, tambien era joven y también creía tener todo por delante. Por desgracia, la naturaleza no le concedió nacer en una especie superior, era sólo una caracol. Y un caracol, a pesar de todos los proyectos e ilusiones que su diminuto cerebro pueda contener, no está dotado ni de la capacidad de previsión ni de la velocidad o reflejos mínimos para afrontar adversidades e imprevistos. Un caracol debe plantear su estrategia e itinerario para cada dia con acierto, y ese día no acertó. Murió discretamente aplastado a las 11:37 de un soleado domingo, bajo las ruedas de la bici de un ausente fondón, que tenía todo el tiempo de mundo para plantear su estrategia, continuar su camino, sortear adversidades y conseguir sus ilusiones, todo ello si es posible, sin hacerlo a costa de los demás (al menos conscientemente).

En memoria del caracol anónimo.

Joan Clotet